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Rehabilitación física

La rehabilitación física desempeña un papel crucial en la mitigación de los efectos de diversas afecciones de salud, incluyendo tanto enfermedades agudas como crónicas, así como lesiones y traumatismos. Esta práctica no solo complementa otras modalidades de tratamiento, como las intervenciones médicas y quirúrgicas, sino que también facilita el proceso de recuperación, buscando alcanzar los mejores resultados posibles. Asimismo, la rehabilitación física puede ser fundamental en la prevención, reducción o tratamiento de complicaciones asociadas a diversas condiciones de salud, tales como lesiones medulares, accidentes cerebrovasculares o fracturas. Además, la rehabilitación física ayuda a disminuir o retrasar los efectos discapacitantes de enfermedades crónicas, como las cardiovasculares, el cáncer y la diabetes, proporcionando a los pacientes herramientas para la autogestión y el acceso a ayudas técnicas necesarias, así como apoyo en el manejo del dolor y otras complicaciones. De este modo, la rehabilitación favorece un envejecimiento saludable.

Desde una perspectiva económica, la rehabilitación física representa una inversión valiosa tanto para los individuos que la requieren como para la sociedad en su conjunto. Su implementación puede prevenir hospitalizaciones costosas, acortar su duración y evitar reingresos. Al permitir que los pacientes retomen sus actividades laborales o lleven una vida independiente en sus hogares, la rehabilitación reduce la necesidad de asistencia financiera y la dependencia de cuidadores. Finalmente, la rehabilitación rísica es un elemento esencial dentro de la cobertura sanitaria universal y una estrategia clave para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 3, que busca «garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos en todas las edades».

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